jueves, 5 de marzo de 2009

La leyenda del mistol

La leyenda del mistol

En un monte cubierto de vegetación que semejaban verdes grisáceos propio de zonas muy secas había dos árboles que se destacaban por los dispares tonos de verde de sus poblados follajes y la cercanía de ambos.
Cuenta la leyenda que éstos eran dos jóvenes que se amaban. Uno era alegre, brillante. Jugaba con la brisa, la lluvia y el sol. En las primaveras se cubría de unos pequeños círculos de oro, que eran el deleite de la amada, porque este ornamento multiplicaba su belleza.
El era humilde, inseguro, celoso. Esperaba el viento del anochecer para acariciarla y sentirla más unida a él. Siempre estaban juntos. Se protegían mutuamente.
El mistol no permitía ni que los pájaros se posaran en la copa de su amada tala. A todo se negaba el vigilante mistol y lograba su propósito. Hasta que un día esto llegó a oídos de la pacha mama, quién se enojó mucho por la conducta del mistol y en castigo decidió colocarle espinas e hizo sangrar tanto su corazón que fue transformando pequeños redondeles color sangre.
Cargaba tanto al árbol que no le permitió nunca más el contacto con su amada.
Desde aquel día el mistol llora el alejamiento cubriéndose de lágrimas escarlatas que cada enero derrama con más intensidad por la injusta separación.-
Lucy Soria

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